martes, 12 de abril de 2011

Al pie de la cruz


Cuántas veces nos encontramos en la situación en la que tenemos que sobrellevar un dolor, una cruz. ¡Cuánto nos cuesta llevarla! ¡Cuánto nos cuesta no rendirnos! Es difícil. Y más si pensamos en cargarla solos, cu­ando sabemos que más fácil sería pedir ayuda a nuestros amigos o a Dios.

Pero ahora me pregunto y les pregunto a ustedes, ¿Cuántas veces no nos toca cargar esa cruz sino estar al pie de ella? ¿Qué tan común es esa situación? ¿Qué reacciones o actitudes tenemos frente a esa situación? Yo creo que es una situación común; que es parte de nuestra vida ser como el Cireneo que ayudó a Jesús a cargar la Cruz. Pero creo también que es importante que reflexionemos un poco sobre nuestra actitud al tener que ser nosotros los que vemos el sufrimiento ajeno. Durante nuestra vida tenemos muchas oportunidades en las que justamente nos demandan eso, estar ahí acompañando al otro, viviendo su sufrimiento, pero siendo lo suficientemente fuertes para poder así ayudar a que también él lo sea. En mi experiencia personal, cuando me pasa ese tipo de situaciones recurro a María y analizo su actitud ante el sufrimiento de su Hijo. Ella estuvo al pie de la cruz, acompañando a su Hijo ante su sufrimiento. Ella ahí nos enseña a ser fuertes, a seguir caminando con la frente muy en alto, a tener toda nuestra confianza puesta en el Señor. Mientras a su Hijo lo mataban, ella estaba tal vez en el momento más difícil y duro de toda su vida; pues su hijo moría. Ella ahí en vez de huir, de esconderse, de desconfiar, de insultar o reclamar por los maltratos por los que estaba pasando su Hijo, amó; a su Hijo, a los que lo condenaron, maltrataron, y a nosotros. Fue fuerte por Él, porque sabía que tenía que hacerlo, sabía que por Él podía y tenía que hacerlo. Por eso en vez de estar desconsolada y desesperanzada fue fuerte y mantuvo su confianza y su esperanza. Y además de estar al pie de la Cruz y de estar cargando al mismo tiempo una cruz ella (la de ver a su Hijo morir), se hizo cargo de lo que Jesús le había encomendado: ser nuestra Madre. María tuvo la conciencia suficiente de saber que tenía una misión en este mundo y que no vino a vivir la vida a su manera, sino a cumplir esa misión; teniendo la me­jor actitud no sólo frente al sacrificio de su Hijo, sino frente a todas las circunstancias de su vida, desde algo tan sencillo como avisarles a unos sirvientes que hagan caso a su Hijo, hasta algo tan duro como descolgar su cuerpo de la Cruz. María sabía que tenía que luchar y no huir, y que el dolor no la iba, ni tenía que vencer.

Ahora yo digo ¿No es admirable esa actitud? ¿No quisieran ustedes tener esa disposición? María nos demuestra que se puede tener esa postura, que podemos ser fuertes ante nuestras cruces y ante las cruces de otros. Nos enseña la importancia de tener esa actitud, de luchar por el Señor. Si María pudo, ¿por qué no nosotros? Es verdad que tenía mucha gracia sobre ella pero al fin de cuentas era humana y, por eso, si ella pudo nosotros también. Pero como ella nos dice, eso sólo se va a poder hacer si tú quieres, si amas, si te atreves a ser verdaderamente fuerte y a confiar plenamente en el Señor.

Begoña Aliaga, 16 años

De "Páginas BuscándoT", año 3 #9

miércoles, 2 de febrero de 2011

Golazo de Dios


¿Cuando te digo Batistuta, Kaká, Lucio, Roberto Carlos en que piensas? Probablemente en grandes jugadores de fútbol que la rompieron o que la rompen en sus clubes. Pero hay algo muy interesante acerca de ellos. Probablemente no lo sabes ellos son Cristianos. Ellos viven una vida cristiana muy correcta a pesar del mundo en el que viven que está relacionado a las fiestas, alcohol e incluso drogas. Todos estos futbolistas o deportistas son un gran ejemplo a seguir porque ellos tienen un lugar en su vida para Dios con toda esa fama y ese dinero.

El fútbol siempre ha estado relacionado con el cristianismo, algunos ejemplos son las capillas en la gran mayoría de los estadios, en el ámbito local también tenemos algunos ejemplos. Alianza Lima usa una camiseta morada en homenaje al Señor de los Milagros durante el mes de octubre. En Italia hay un evento que se llamaba “El Jubileo del deporte” donde miles de deportistas se reunían para compartir momentos con el Papa en la ciudad de Roma. Uno de los más recordados fue cuando el del año 2000 cuando Gabriel Omar Batistuta le regaló una pelota al Papa JuanPablo II.

Hay algunos testimonios de jugadores que se han convertido durante su carrera futbolística, uno de ellos es el ex jugador del Chelsea y del Atlético de Madrid Mateja Kezman. El actual delantero del Fenerbache de Turquía declaró abiertamente su deseo de servir al Señor. Estas son unas de sus declaraciones: «Antes, visitando monasterios, sentía pena por los monjes, pero ahora les envidio su estilo de vida. Es lo máximo del servicio al Señor. Es muy difícil vivir en este mundo y respetar todos los mandamientos de Dios». Otro como el serbio es el colombiano Radamel “Falcao” García. Este declaró en un diario de su natal Colombia que antes de cada partido y antes de irse a dormir lee la Biblia.

En Brasil y Argentina se ha creado una asociación llamada “Atletas De Cristo” que son un grupo reconocidos de futbolistas que quieren ser una influencia que cambie el destino de las vidas del mundo. Esta idea nace en Argentina con gente que quería llevar el modelo de la vida cristiana al deporte. Esta asociación tiene objetivos simples como compartir las enseñanzas y la vida de Cristo con los deportistas, también ser el punto de referencia de una vida correcta para todos los jóvenes.

El deporte es una actividad muy parecida a la vida cristiana, pues exige entrega, reciedumbre, compromiso: exige. Además es un gran instrumento del que Dios se ha valido para salvar a muchas personas (como los ejemplos anteriores). ¿Cuántas veces el deporte ha salvado la vida de jóvenes, impidiendo que caigan en la droga, o cualquier vicio ocasionado por la pereza? El deporte nos hace evitar la pereza, la rutina mortal de una vida sin sentido que lleva a muchas personas a la perdición. Considero el deporte un buen medio para educarnos en nuestra vida cristiana. La vida cristiana es el deporte más exigente y maravilloso de todos. La cancha es el mundo y el campeón es el santo.

Diego Vásquez, 14 años.

De "Páginas BuscándoT", año 1 #2

miércoles, 26 de enero de 2011

Los paralelos de la vida

Contemplando el castillo de cristal,

Creado por el arquitecto de mi pobre ilusión,

Recordé que la vida tiene un final,

Y el hombre, en esta, una gran misión.


Habiendo dos paralelos en la vida,

Uno es el que debes conquistar.

Estando la humanidad dividida,

Al no saber por cual han de votar.


Un camino te lleva a ser “rey” de tus sueños,

Pudiendo hacer todo lo imaginado y más.

Del mundo serás uno de los “dueños”,

Aunque serás olvidado con el tiempo y recordado jamás.


¿Tendrás riquezas?, muchas,

¿Tendrás poder?, tanto que no se acabará.

Pero si te detienes un momento y escuchas,

Dónde está tu lugar el sonido del silencio te dirá.


El otro camino te conduce a ser un simple carpintero,

O un humilde herrero tal vez.

Tallando madera o forjando acero,

Llevando contigo la verdad, estés en dónde estés.

Serás pobre en riquezas, pero rico en alma,

Un forastero en el mundo que ha venido a guiar al ciego.


Serás perseguido, pero encontraras la calma,

Un soldado que ha venido al mundo a prender fuego.


Si bien dos paralelos contemplamos,

Hay quienes no saben que ruta seguir.

Pasan desapercibidos conservando un poco de ambos,

Pues tienen miedo de a uno completamente su vida dirigir.


Observo con ojos acongojados,

A estos singulares personajes.

Teniendo a los dos caminos los pies atados,

Olvidan su boleto y no toman ninguno de los dos viajes.


¿Por qué tanta polémica frente a esta decisión?

Acaso, ¿No queda claro dónde está nuestro lugar?

Sólo te aconsejo que elijas con precisión

Y por las apariencias no te dejes engañar.


Habiendo dos paralelos en la vida,

Es tu deber por uno optar.

Estando la humanidad dividida,

¿Ya decidiste por cual vas a votar?


Rafael Aramburú, 16 años.


De "Páginas BuscándoT", año 1 #2

jueves, 13 de enero de 2011

A manera de presentación...


El blog de BuscandoT busca ser una herramienta complementaria a las ''Páginas BuscandoT'', nuestras revistas. Acá empezaremos a publicar los artículos más significativos de cada edición, desde el comienzo. La idea es que haya un interesante intercambio de puntos de vista en torno a los temas planteados por las entradas, para así enriquecer la reflexión.

¡Bienvenidos!

domingo, 11 de abril de 2010


La Santidad

La Iglesia siempre ha tenido muchos santos, mártires y canonizados. Tanto en tiempos antiguos como en nuestro tiempo. Sin embargo, a diferencia de antes, hoy en día la santidad no es muy conocida por la gente, hasta por los mismos miembros bautizados de la Iglesia, quienes muchas veces no la reconocen muy bien ni la quieren aceptar en su misión. Los santos no son los héroes de la época en la que vivimos y el secularismo es uno de los enemigos de la santidad que hace que no le veamos con claridad.


Pero, ¿qué es la santidad? “La santidad es la realización total de toda persona según el plan de Dios.” Esto quiere decir que la santidad, a la que TODOS estamos llamados, es un estado en el cual podemos llegar realizándonos por completo siguiendo nuestra vocación y el plan que Dios tiene para nosotros.


Para ser santo uno tiene que seguir ciertos pasos no muy grandes pero muy importantes y después seguir los pasos más difíciles. Desear la santidad es el primer paso para serlo, “desearla es ya una gracia.” Porque no hay nada que motive más que un gran deseo, porque éstos son lo que nos impulsan ha hacer grandes cosas: nuestros anhelos y deseos. Pero no basta sólo desearla “hay que purificar nuestro deseo de santidad”.


La santidad no hay que buscarla donde no está; no hay que buscarla a partir de nosotros mismos sino a partir de Jesús, porque Él es santidad. Jesús es santo y es por ello que todos podemos ser santos si la buscamos a partir de Él y la deseamos intensamente. La santidad consiste en la unión con Cristo, porque Cristo es el centro de todo santo, está antes que todo lo demás. Esta unión se refleja en los mandamientos del amor, amar y ser amigos de Dios como Él nos amó, y amar al prójimo como a nosotros mismos y como Cristo. Por ello lo más importante es seguir la misión apostólica que todos tenemos según nuestra vocación, ya sea casado o consagrado.


Jesús unió por siempre la santidad con la felicidad eterna, porque uno no es santo sin ser feliz y uno no es feliz eternamente si ser santo y esto no puede ser de otra manera porque estamos hechos para buscar la felicidad plena e intensa y al alcanzarla desde nuestra vocación es que alcanzamos la santidad. Es por ello que cuando Dios nos comunica su santidad también nos habla de su felicidad plena.

Sergio Tam, 14 años.


miércoles, 7 de abril de 2010

Encuentro

No es extraño encontrar distintas personas que señalen la comunicación como una de las características más importantes de nuestro tiempo. Nunca antes -dicen- el ser humano ha tenido a la mano tantos y tan eficientes espacios y medios para el encuentro. En cierta forma esto es real. Los novedosos medios de comunicación unen distancias enormes en cuestión de segundos. Grandes lugares de esparcimiento o trabajo, incluso el mismo trasporte público, mantienen a millares de personas "juntas". Por ello son, sin duda, “puntos de encuentro”. Podrían llamar a la nuestra: la era del “encuentro”, la era de la “comunicación”. Pero nosotros sabemos bien que esto no es así. Misteriosamente parece ser que en la medida en que crecen los espacios de "contacto" decrece la verdadera comunicación y el verdadero "encuentro". Sin embargo muchos quieren creer que no es así porque, en el fondo, lo que todos anhelamos es el encuentro sincero y profundo con el otro y con uno mismo. No me detendré a explicar las manifestaciones del creciente desencuentro de los jóvenes de hoy, tema extenso e importante, sino pasaré a exponer un breve ensayo de lo que entiendo por encuentro.


Todo el ser humano está “diseñado” sabiamente para el encuentro. Desde el llanto del bebé, la dependencia en los primeros meses, la necesidad y capacidad de educación del infante, su fragilidad y maleabilidad, expresan claramente como el ser humano tiende, desde el inicio de su vida, al encuentro, al contacto, a la comunicación. Rasgos anatómicos particulares del hombre, como la forma de nuestras manos, la posición de nuestros ojos, el caminar erguido, el complejo sistema fonador, expresan esa intención en el "diseño" del hombre hacia la comunicación y el encuentro. Las potencias psicológicas como la capacidad tan desarrollada de nuestro lenguaje, la capacidad de interpretar el estado interior de las personas y de las cosas, la mirada profunda, la memoria y, sobre todo, la conciencia de uno mismo, tiene como sentido definitivo el encuentro. Pero las cualidades espirituales hablan aún más claro de ello. ¿Qué decir de la capacidad de amar y de la libertad? El ser humano necesita como lo más esencial de su vida, porque es lo que lo hace único entre los seres creados, el encuentro. No nos entendemos solos. Necesitamos amar, querer, servir, ayudar. Necesitamos amistad, familia, equipo, grupo, Iglesia. Necesitamos de nosotros mismos, de los demás, del mundo, de Dios. Nuestra libertad se orienta a satisfacer ello, o por lo menos así debería ser.


Tenemos que cuidar no caer en una aproximación sentimental del ser humano. La primera forma de encuentro es la donación de uno mismo. La entrega sincera de sí. El abrirse. El amor. En un encuentro maduro hay siempre una cuota de dolor, por lo menos por ahora durante este peregrinar. Encuentro no es simplemente el presentarse el uno al otro, ni siquiera el acompañarse. Incluso sabemos bien que muchas personas han vivido años juntos sin abrir su corazón jamás y por lo tanto espiritualmente alejados. Esa es la raíz de muchas frustraciones. El encuentro nos realiza plenamente, pero siempre requiere de un esfuerzo, de salir, de romper el cascarón. Requiere ser capaz de asumir al otro y a uno mismo. Requiere de generosidad y heroísmo. Son muchos los que se encierran en sí mismos por el temor a sufrir y en realidad lo que encuentran es el mismo sufrimiento pero sin sentido alguno. Sea el nivel de encuentro que sea, con Dios, con uno mismo, con los demás o con la naturaleza, siempre va requerir de un movimiento, de una entrega, de un quebrarse.


Dios es encuentro total. Dios es Amor infinito y pleno entre cada una de las personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nosotros, como imagen y semejanza de Dios, fuimos creados con ese modelo: el encuentro. Hemos sido concebidos para estar unidos, para amarnos. Hemos sido creados para vivir de un encuentro profundo. Cuando el hombre no vive así, sino que prefiere encerrarse, está traicionando lo más íntimo de su ser. Es penoso ver como la cultura de hoy promueve modelos de vida que tiendan tanto al desencuentro. Como si el mundo fuese un lugar para competir, para distanciarnos, para encontrar superiores e inferiores. Hay algunos que creen que son las brechas las que definen su ser y no la comunión, el amor o el encuentro. Piensan que son lo que son por que se diferencian de lo que el otro tiene, o el otro usa, o el otro habla, o el otro es. Al final de cuentas son nada; no son el otro ni son ellos mismos. ¿Pensamos vivir así?


Miremos un momento el mayor acto de amor y por ello el mayor acto de encuentro: El Crucificado. Todo en la Cruz habla del encuentro. El acto de amor del Padre que entrega a su Hijo para tender una vez más los lazos que nosotros habíamos roto. Para “religarnos” con Dios, para volver a encontrarnos con Él. La obediencia generosa de Jesús que no teme desgarrar su ser para que miremos su tierno corazón y nos acerquemos sin temor a nuestro dulce pastor que muere por reunirnos en su rebaño. En los maderos de la Cruz que señalan horizontal y verticalmente encontramos también una hermosa analogía de ese encuentro profundo entre uno mismo y Dios (madero vertical) y al mismo tiempo entre uno mismo y los demás (madero horizontal). El monte Calvario, fue un lugar de encuentro, de los que odiaban a Jesús y los que lo amaban. Jesús los quería a su lado porque los quería perdonar, porque los amaba profundamente. Miremos un momento algún crucifijo y pensemos en lo que fue capaz de hacer Jesús por encontrarse con nosotros. El costado traspasado del Señor es la puerta de encuentro total entre Dios y el hombre. ¿Qué seremos capaces de hacer por encontrarnos nosotros con Cristo? ¿Qué seremos capaces de hacer por encontrarnos con nosotros mismos? ¿Qué seremos capaces de hacer por el encuentro con los demás? Aprovechemos esta Semana Santa para reflexionar en torno al encuentro, ya que en esos días toda la Iglesia celebra los misterios más profundos del encuentro de Dios con el hombre: el sacrificio, la muerte y la resurrección de Jesús por nosotros; y pensemos en qué medida nuestra vida está o no está caracterizada por el encuentro.


Martín Pérez del Solar

Editorial Páginas BuscandoT #2


Editorial


El año pasado nuestro Papa Benedicto XVI en Aparecida, Brasil (lugar de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano) reflexionaba en el tema de ese encuentro: Discípulos y Misioneros de Cristo. Esta frase reúne de una manera muy eficaz lo que significa ser Apóstol. Además es una muy buena guía para hacer apostolado. Hacer apostolado es enseñar, mostrar a Cristo a los demás. Hacemos apostolado ¿Por qué? Porque al descubrir algo que nos parece increíble normalmente hacemos un esfuerzo por compartirlo, mostrárselo a todo el mundo. Lo mismo pasa con Cristo, si de verdad lo hemos conocido debemos mostrarlo a los demás, compartirlo, es una cuestión de justicia. Es tremendamente injusto enterrarnos con un tesoro como ese. Deberíamos irradiar de él.


Pero antes de mostrarlo debemos tenerlo. Para mostrar a Cristo debemos tenerlo, conocerlo, seguirlo: ser discípulo suyo. Solo así podremos mostrarlo. Resulta bastante obvio, no podemos mostrar algo que no tengamos.

Por esto decidimos crear BuscandoT. Tanto leerlo como escribir en él (lo mejor es hacer los dos) nos ayuda a ser discípulos y misioneros. Primero el que lee se enriquece mucho de los temas propuestos que tratamos que sean lo más cercanos a nosotros. Muchos de estos temas como la oración, el encuentro, etc. Nos ayudan a entender mejor cosas que vivimos normalmente en nuestra vida cristiana: por qué hacerlo, por qué lo hacemos. Y a partir de ello conocemos más a Cristo, somos discípulos.


El que escribe, por otra parte, hace ya parte de la misión. En BuscandoT escribimos para “alumbrar”, con la luz que hemos descubierto y seguimos descubriendo, la mente de mucha gente. Escribir es una herramienta y un canal muy especial para hacer apostolado. A los jóvenes (en mayoría) escribir nos parece pesado y muchas veces aburrido. ¿Por qué? Porque en el Perú y en general en el mundo no se quiere pensar. Escribir y leer temas como los de BuscandoT exige pensar. Exigiéndonos a pensar rompemos con la idea de que el joven es un vago. Vamos contra la corriente y se comenzamos a pensar en serio. ¿Por qué desde ahora pensar en serio? Porque es algo que nos lleva a pensar en lo fundamental de esta vida: ser santos.


Buscandot es escrito por personas que quieren ser santas para personas que quieren ser santas. Personas que ya estamos trabajando en nuestra santidad, por ser santos ahora, a pesar de nuestras caídas, tropezones, infidelidades, etc. Porque Cristo no nos llama a ser santos dentro de unos meses o años, estamos llamados a ser santos en este momento; ya tengamos 15, 17, 24, 11 o 98. Entonces Buscandot es una preciosa herramienta de santidad, al incluirnos en una dinámica de compartir. No sólo conocimientos teóricos, sino también los conocimientos y experiencias personales respecto al tema elegido por la persona. Pronto abriremos en G-Mail una cuenta en la que podremos recibir sus comentarios y por qué no algún escrito o artículo que quiera publicar. Intentaremos incluir también poesías, criticas de cine, entre otros, generando en Buscandot un estilo más cercano y más interesante para nosotros jóvenes.

Contamos con sus oraciones y ojalá sigamos juntos en este proyecto (porque leyéndolo ya estás participando en él) que con la gracia de Dios y su participación tendrá muchos frutos.


Jose Gabriel Aguilar, 14 años